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Peterhof

Entre la sofisticación francesa de Versalles y la pasión y el ensueño de la Alhambra

El texto por Patricia Campos, médica, viajera y columnista - especialmente para la web tour-sanpetersburgo.com

No se si llame cielo a esta tierra que piso, si esto de abajo es el paraíso ¿que será la Alhambra?
Lope de Vega

Peterhof

Describir a este complejo palaciego como el Versalles ruso es como quedarse a la mitad de una idea. No se entiende sin hablar de pasión, de sueños y de metas. Tiene mucho más que ver con la visión y los sentimientos de los constructores del palacio de la Alhambra en Granada de lo que se cree.

Pedro el Grande fue un visionario, un adelantado a su tiempo, un hombre renacentista (militar, arquitecto, carpintero, naval, científico, dentista, legislador y hombre de estado) aunque Rusia no haya tenido Renacimiento. En él se mezclaban talentos múltiples. Era sencillo, apreciaba el valor de la inteligencia y la capacidad en los demás sin importar el origen. Muchos de sus allegados eran capaces "advenedizos sociales". Tenía un enorme sentido práctico y razonamiento lógico. Pero a la vez era empecinado, ambicioso, apasionado y soñador. También podía ser un tirano inmisericorde cuando los instintos básicos lo dominaban. Pasaba la claridad del cielo a la oscura furia del infierno en un segundo. Sacó a su país del oscurantismo y lo hizo una potencia, diseñó y construyó una de las ciudades mas bellas del planeta sobre los huesos de sus trabajadores y mandó a ejecutar a su hijo, el zarevich Alexei, por conspirador.

Si uno se toma el tiempo necesario para observar con los ojos del corazón a Peterhof se puede ver que el alma de Pedro se ve reflejada en él. Civilización y orden en una cara de la moneda, en la otra la lucha contra furia de los elementos y el frenesí salvaje del bosque ruso. Belleza, ciencia y poderío costara lo que costara. El precio a pagar siempre fue una insignificancia para los grandes ya sea el zar, el rey de Francia o para el rey moro de Granada. Con la vibrante y salvaje naturaleza rusa domeñada y mezclada con pericia en el espejo de azules aguas del golfo de Finlandia es un lugar mágico lleno de carrozas de calabazas, cenicientas, hadas madrinas y príncipes encantadores.

Bueno en la época estival también se puede ver a mundanas Isabeles, Catalinas y Pedros preparados para sacarse una fotografía con los turistas por un pequeño costo.

La hija de Pedro la zarina Isabel completó la construcción del palacio y los jardines pasando del barroco petrino mas puro y limpio, al barroco isabelino recargado, dorado y exultante.

Peterhof

Catalina II la Grande tuvo menos que ver a diferencia de sus aportes en el complejo de Tsárskoye Seló (actual Pushkin). Pero fue desde allí donde subió a un carruaje en camisón la noche del golpe de estado contra su marido Pedro III.

El lugar elegido, donde se erigió Peterhof, fue una vez parte del territorio quitado por Pedro I a los suecos. Está situado en la orilla meridional del golfo de Finlandia a 29 km de San Petersburgo. Según se cuenta, el zar debía realizar inspecciones frecuentes a la fortaleza de Kronstadt en construcción y precisamente en ese lugar bajaba del carruaje para continuar el viaje por vía marítima hasta la isla de Kotlin. Su segunda esposa Catalina I le sugirió construir un palacio allí, a medio camino de la capital. Esta construcción magnífica mostraría el poderío del imperio ruso y también sería una advertencia para quienes quisieran desafiarlo, en especial para el rey Carlos de Suecia y sus ejércitos.

El primer edificio fue un pequeño palacete de estilo holandés llamado Monplaisir (1705). Esta construcción de un piso estaba situada cerca de la orilla del mar. Desde su estudio el zar marinero podía ver la isla de Kotlin, la ciudad de San Petersburgo y el ir y venir de los barcos. Según se sabe, la zarina Catalina I, de orígenes campesinos, solía cocinar para su marido y sus invitados. Esas paredes fueron testigos mudos de las bacanales desenfrenadas del zar y su famoso "Sínodo de los borrachos" compuesto por miembros de su gobierno y allegados. Este club tenía en mofa, una organización semejante a la del Santo Sínodo de la iglesia ortodoxa rusa. Pedro podía beber hasta un litro y medio de vodka de solo tirón. Su capacidad de metabolizar el alcohol era tan legendaria que hacia palidecer a Baco, el dios griego de vino. Al día siguiente fresco como una lechuga presidía la mesa del desayuno. En vez de leche o té se servia más vodka. "Nunca te vayas a la cama sobrio" era su lema. Tenía una copa llamada “del águila grande” (1250cc) que obligaba a beber a fondo blanco a sus acompañantes como muestra de fidelidad o como castigo.

La construcción de lo que conocemos hoy como la residencia veraniega en Peterhof se inicio en 1714 bajo el mando de un arquitecto francés llamado Le Blond usando las ideas y los diseños del mismo Pedro el Grande. Luego vendría el italiano Rastrelli, hijo de la mano de la zarina Isabel. Para darle categoría se eligió para el nombre del palacio el termino Hof que en alemán significa corte. Peterhof - la corte de Pedro, zar de todas las Rusias.

El complejo cuenta con un palacio superior (Palacio Grande de Pedro) situado en un acantilado con dos parques - uno superior, relativamente pequeño (15 ha) de estilo francés y con solo cinco fuentes. La mas importante es la fuente de los embalses. Un complicado sistema de acueductos trae el agua desde un embalse situado a 20 km que surten los manantiales de la montaña. Al igual que en la Alhambra las fuentes funcionan por gravedad.

Peterhof

El magnífico parque inferior de 120 ha tiene 156 fuentes y tres partes: la central con la Gran Cascada y la fuente de Sansón que conmemora la derrota de Suecia y el canal del mar que desagua en el Báltico. Al oeste se encuentra la segunda parte con el palacio Marly, nombre dado en semejanza a un castillo francés en el cual el rey Luis XIV solamente acudía con su entorno mas cercano para huir de la corte de Versalles. Al este se encuentra el Monplaisir. Este parque esta totalmente sembrado por 156 fuentes de diferentes tamaños y diseños, cuatro cascadas, deliciosos jardines, placidos senderos y diferentes construcciones creadas para el divertimento de los zares y la corte.

El murmullo cristalino del agua es la eterna y maravillosa música del Peterhof. Todos los otoños se realiza el festival de las fuentes con efectos especiales, espectáculos y fuegos de artificio.

Las fuentes deben ser tapadas para evitar que el hielo del invierno las destruya. En esa época la nieve se adueña de él, haciendo que se convierta en un lugar misterioso, mágico, deliciosamente callado y placentero. El manto blanco se continua con las congeladas aguas del golfo fundiéndose en el horizonte con el azul del cielo.

En el jardín inferior existen trampas de agua llamadas "las bromas de Pedro" para poner en evidencia a los amantes secretos al empaparlos. Son detectores de amores prohibidos por así decirlo diseñadas por el propio zar ¿ Picardía ? o ¿quería exigir a su corte aparte de conducirse como occidentales la monogamia? Algo bastante difícil de alcanzar ya que la carne siempre ha sido débil en cualquier parte del globo. "Haz lo que yo digo mas no lo que yo hago".

En el palacio principal, llamado el Palacio Grande de Pedro, la zarina Isabel respetó el diseño original de la fachada de 268 metros elegido por su padre, por lo cual no se observa la profusión de ornamentación que muestra el palacio Catalina en Tsárskoye Seló, pero le agregó el piso superior y dos alas laterales.

Peterhof

Destacan a la izquierda las maravillosas cúpulas doradas de la capilla del palacio. La iglesia de San Pedro y San Pablo. Allí fueron bautizados todos los hijos del último zar menos Olga la mayor que recibió las aguas bautismales en la iglesia del palacio de Catalina ya que a diferencia de sus hermanos nació en el riguroso otoño ruso. La ceremonia de el tan deseado heredero varón fue un enorme acontecimiento. Alexei envuelto en arminio y oro acompañado por padrinos de la talla del kaiser Guillermo, Eduardo rey de Gran Bretaña y el rey Cristian de Dinamarca (todos parientes). Rodeado de sus pequeñas hermanas con vestidos cortos de la corte. Olga, también era una de las madrinas. Tenía nueve años. Según la costumbre ortodoxa los padres no asistieron a la ceremonia. En ese momento el sol parecía brillar con todo su esplendor en el firmamento de Alejandra. Hasta que el niño comenzó a sangrar a través de la cicatriz del cordón umbilical.

A la derecha la cúpula del pabellón del águila. Llamado de esa manera porque soporta en su extremo el emblema del águila bicefala de los Romanov. Allí es donde se sitúa una de las puertas de entrada al complejo. Creo que con las cúpulas Isabel ya no pudo soportar tanto barroco petrino y ordenó que ambas fuesen doradas.

El interior del palacio a diferencia del exterior es una maravillosa explosión de un furioso barroco ruso desde los pisos hasta los techos con algunos hermosos agregados de Catalina la Grande como la sala del trono o el comedor de gala, en el sereno estilo neoclásico. Dos mujeres de armas tomar que vivieron enfrentadas toda su vida hasta en términos de sus gustos por la arquitectura.

Todo el complejo fue severamente dañado durante la segunda guerra mundial. Solo quedaron ruinas humeantes por lo cual casi todo debió ser reconstruido y una de las razones por las que ahora crecen arboles en el parque inferior.

Ver mis videos de Peterhof:
Parque y fuentes: video
Palacio Grande de Pedro: video

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