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Grigori Raspútin

Por Patricia Campos, médica, viajera y columnista - especialmente para la web tour-sanpetersburgo.com

Parte 1: Quién fue Grigori Raspútin – un santo, profeta, brujo o demonio?

"Rusia es un acertijo, envuelto en un misterio dentro de un enigma"
Winston Churchill

No es fácil hablar de Raspútin (apellido que significa disoluto en ruso) ya que aún hoy se desconoce quién era en realidad. ¿Hombre santo? ¿iluminado? ¿timador? ¿loco? ¿milagrero? ¿espía alemán? ¿demonio? ¿psicópata? ¿líder carismático? ¿Ninguno de ellos o un poco de todos? Se puede leer una y mil veces toda la información que se dispone sobre él sin lograr alcanzar una conclusión lógica que nos convenza totalmente.

Grigori Rasputin con sus hijos
Grigori Rasputin con sus hijos
Grigori Rasputin con otros campesinos en su aldea Pokrovskoye, Tobolsk
Grigori Rasputin con otros
campesinos en su aldea Pokrovskoye,
Tobolsk
Grigori Rasputin - foto historica 1914
Grigori Rasputin
foto historica 1914
Grigori Rasputin con sus hijos
Grigori Rasputin con sus hijos
Casa de Grigori Rasputin en Tobolsk Siberia
Casa de Grigori Rasputin
en Tobolsk Siberia donde vivio
con su esposa e hijos
Casa en el pueblo Pokrovskoye donde nacio Rasputin
Casa en el pueblo
Pokrovskoye donde
nacio Rasputin
Entrada en la casa museo de Grigori Rasputin en Pokrovskoye, Tobolsk
Entrada en la casa
museo de Grigori Rasputin
en Pokrovskoye, Tobolsk

Nacido en una aldea perdida en Siberia en 1869, era un campesino analfabeto casado y con hijos, que llevaba una vida de violencia y latrocinio mezclado con ingentes cantidades de alcohol hasta que sintió el llamado de Dios.

Otro relato el de María - una de sus hijas - habla de que sus dotes de clarividente aparecieron en la adolescencia. Sea como fuere, abandonó a su familia, se convirtió en peregrino e ingresó a un monasterio donde aprendió las sagradas escrituras.

Algunos dicen que buscó asilo tras la muerte inexplicable de un niño… Existen tantas versiones sobre el llamado monje loco y tan disímiles, tanto de sus partidarios como de sus detractores. Es como tratar de ver a través de un velo permanente de espesa niebla, sólo se observan bultos... y luego cada quien interpreta a su manera lo que ve según sus creencias y su raciocinio.

Debe hacerse la salvedad de que en Rusia convivían las creencias cristianas con las paganas mezcladas en una amalgama, en especial en una región totalmente remota como era Siberia. Eran comunes este tipo de personajes santones y curalotodos deambulando por los campos y las aldeas a través de los siglos.

Es costumbre en la religión ortodoxa la existencia de los “starets” - hombres piadosos, padres espirituales - a los que uno busca como guías para trascender en el camino a la salvación. Pero también estaban - como en todo - los charlatanes, los iluminados y los locos. La escasa o nula preparación de la gente común, con siglos de supersticiones en su acerbo, hacía que esta clase de salvadores prosperara.

Museo en la casa de Grigori Rasputin en Tobolsk
Museo en la casa de
Grigori Rasputin en Tobolsk

Una secta tenía una gran cantidad de adeptos en Rusia los “khlysh” (flagelantes) que realizaban prácticas parecidas a los bacanales - incluidas flagelaciones - y el uso hierbas psicotrópicas durante sus rituales. Ya que consideraban que a través del pecado y la expiación alcanzarían la vida eterna. ¿Raspútin pertenecía a esta secta? Todavía los historiadores no pueden ponerse de acuerdo del todo. Pero lo que sí es cierto es que se comportaba de manera semejante y que había seguidores en todos los estratos sociales en Rusia. No nos olvidemos que estamos en una época (fines del siglo XIX y principios del XX) en el cual estaban de moda las prácticas del ocultismo, el espiritismo y otras técnicas esotéricas hasta en los salones más refinados de Europa y en las cortes. Con una sociedad totalmente puritana, un personaje como el padre Grigori era un lobo suelto en un corral de ovejas.

Raspútin personificaba la fascinación que siente el ser humano por todo lo prohibido.

A pesar de que uno puede pasar mirando sus fotografías un buen tiempo, solo puede intentar entender, con un esbozo de sonrisa, como ese monje tosco, irreverente, poco aseado, de facciones poco agraciadas podía ser considerado atractivo. Bueno, si no se toma en cuenta uno más de sus mitos: el tamaño de su miembro viril … En cuanto a la atracción magnética de sus ojos azules, bueno eso depende del observador: para mí es como ver a un actor de una película muda. Era bueno recitando sus enseñanzas tomadas un poco de la Biblia y un poco de otros lados. Tenía un instinto natural, primitivo para conocer la naturaleza humana. En la actualidad sería un gran comunicador social o un carismático actor generando ese halo de misticismo propio de un hombre santo (nunca fue sacerdote ordenado por la iglesia ortodoxa).

Como dice el refrán, cada uno ve lo que quiere ver y entiende lo que quiere entender. En Siberia, como no existían los siervos, tenía una forma directa y llana de dirigirse a la refinadísima sociedad petersburguesa que los desconcertaba y los atraía. Al llegar a la capital fue ganando adeptos hasta en el clero. Uno de estos sacerdotes lo presentó con Militza y Stana (diminutivo de Anastasia), dos princesas montenegrinas que pertenecían por casamiento a la familia Romanov. Su sobrenombre era "los cuervos" versadas en lo oculto, ambiciosas y manipuladoras, que vieron prontamente que podrían adquirir poder a través de Raspútin. Una versión es que se lo presentaron primero a Ana Vyrubova (¿mujer de inteligencia bovina o gran manipuladora???), la amiga íntima de Alix (emperatriz Alexandra Fiodorovna, esposa de Nicolás II). La otra versión dice que lo hicieron directamente durante una cena planeada de antemano en el palacio de Militza.

En noviembre de1905 Nicolás II escribió en su diario: "Hemos conocido a un siervo de Dios, Grigori de la provincia de Tobolsk".

Grigori Rasputin - foto historica
Grigori Rasputin
foto historica
Zarevich Alexey con su madre Alexandra Fiodorovna
Zarevich Alexey con su madre
Alexandra Fiodorovna
Rasputin vivio en un apartamento rentado en la casa 64 de la calle Gorokhovaya
Rasputin vivio en un apartamento
rentado en la casa 64 de
la calle Gorokhovaya
Nicolas II y su familia
Nicolas II y su familia
foto historica
La zarina Alexandra y su hijo Alexey enfermo
La zarina Alexandra
y su hijo Alexey enfermo
foto historica

La zarina Alexandra Fiodorovna era también una persona difícil de definir. Su comportamiento concuerda con una persona que padece de un trastorno bipolar (enfermedad mental que alterna períodos de depresión con manía, cada uno de diferente tiempo de duración). Rodeada por la muerte desde niña -ya que perdió a un hermano mayor que era hemofílico por una hemorragia cerebral y a su madre y hermana en una epidemia de difteria-, se convirtió en una niña solitaria y encerrada en sí misma. Al ser portadora de hemofilia -una enfermedad genética que altera la coagulación de la sangre, se transmite por vía materna pero sólo la padecen los varones- heredada por su abuela materna la reina Victoria; la trasmitió a su único hijo varón y heredero al trono Alexei. Desde el principio demostró un exacerbado misticismo. Abrazó la religión ortodoxa con todas sus fuerzas, cosa curiosa ya que odiaba todo lo ruso. Bueno, era un sentimiento mutuo ya que la sociedad rusa la detestó desde un primer momento. Enferma psicosomática, ingería una importante cantidad de drogas psicotrópicas (barbitúricos, opio, cocaína y morfina para contrarrestar sus numerosos males) que eran recetadas por su médico personal -el Dr Botkin-, quien era demasiado débil para negárselas. Bueno, a favor del pobre galeno podemos decir que: ¿quién se atrevería a negarle algo a una emperatriz como Alix? La vida de Nicolás II y de sus hijas giraba en torno a las enfermedades de Alejandra y Alexis. Esta solía pasar mucho tiempo en su habitación guardando cama o sentada en un futón o en una silla de ruedas.

En cuanto al zar Nicolás, era tímido, con poca autoestima, sin tener una buena preparación para su cargo, convencido de la predestinación de la vida, sumamente religioso, siempre a la defensiva, que jamás pudo oponerse a las opiniones de su madre al principio y luego sólo escuchó las de su esposa Siempre repetía que había nacido en el día de San Job, el santo de las vicisitudes. Fue una buena persona, buen padre y esposo, pero nunca debió ser zar.

La zarina Alejandra con sus hijos y Grigori Rasputin
La zarina Alejandra
con sus hijos y Grigori Rasputin
foto historica

Como hombre, escogió a su alma gemela contra viento y marea ya que ese casamiento no era del agrado de sus padres, pero como futuro gobernante de un imperio, la elección fue poco afortunada. Sin embargo -según numerosos testimonios- ambos formaron una familia armoniosa ¿Fueron felices? Bueno, eso lo dejo a consideración del lector. El zar también consumía drogas: cocaína para el cansancio, hachis mezclado con el té para calmar sus nervios, jarabe de beleño que le recetó una vez un curandero. En esa época la medicina desconocía la verdadera naturaleza de estas sustancias y era común su prescripción. De hecho, varios estadistas y reyes recibían esas indicaciones de sus médicos. Desde los tiempos en que buscaban un heredero varón (las mujeres Romanov no podían heredar el trono debido a la ley sálica instaurada por Pablo I en 1798) y por las constantes enfermedades de Alejandra, fueron varios los curanderos que desfilaron por la reducida corte rusa. Aislados totalmente de la sociedad y de la realidad, instalados en el palacio Alejandro en Tsarkoye Selo (actual Pushkin) Alejandra consiguió además separar a los demás Romanov de Nicolás. Y algunos de ellos tenían buenos consejos para darles como el gran duque Alexander Mijailovich -suegro de Félix Yusupof (quien asesinaría a Raspútin) o su propio hermano Mijail. Nadie que le llevara la contraria a Alejandra podía permanecer en su entorno. Ni siquiera escuchó a su devota hermana mayor Ela (Elizaveta, viuda de Sergio, un tío de Nicolás II, asesinado en Moscú por los terroristas en el 1905). A partir de ese momento comenzó a considerarla una enemiga.

No sé si alguna vez pensó en la nación o solo defendió -guiada por sus pensamientos mesiánicos-, el poder directo para gobernar que según ella “Dios le había otorgado a su marido “ (autocracia), la cual debía ser trasmitida a como diera lugar a su hijo que era su heredero natural. Una carta entre Alejandra y su abuela Victoria lo ilustra al máximo: "yo he reinado durante más de cincuenta años y sin embargo cada día pienso que es lo que tengo que hacer para retener el amor de mis súbditos. Tu primera obligación es ganarse su respeto"- "Estás equivocada querida abuela, Rusia no es Inglaterra, aquí no necesitamos ganarnos el amor de la gente. El pueblo venera a sus zares como a seres divinos. En cuanto a la sociedad de San Petersburgo una puede ignorar perfectamente a toda esa gente".

La enfermedad (hemofilia) del zarévich Alexey era un secreto que sólo compartían sus padres y muy pocos allegados entre ellos los cuervos. Su expectativa de vida era de menos de veinte años para la época. El escenario estaba preparado para la entrada de Raspútin. Tanto Alejandra como Nicolás creían en "la teoría del buen salvaje": el campesino leal al zar, religioso y puro que no fue corrompido por los vicios de la modernidad. Su inocencia o ignorancia supina al respeto, era compartida por muchos rusos que creían en esta falsa teoría. También era apoyada por la literatura de la época hasta la aparición de "La Aldea" de Iván Bunin que mostraba la verdadera realidad del pueblo llano y que causó conmoción. Otro misterio muy difícil de explicar es como Raspútin detenía las hemorragias de Alexis. Hay un hecho que sí es válido mencionar: los médicos recetaban para el dolor de Alexis aspirina, en esa época se desconocía su poder anticoagulante. El monje suspendió todo tipo de medicamentos ya que sólo el poder de la oración curaría al zarévich. También es cierto que tranquilizaba a la madre, al niño y al entorno. La fe de Alejandra en Raspútin era absoluta ¿cómo podría ser de otra manera? Cuando tuvo un accidente muy serio en Spala (actual Polonia), dejando a Alexis a las puertas de la muerte, llegó un telegrama de Raspútin: "Dios ha visto tus lágrimas y escuchado tus oraciones. El pequeño vivirá". La dependencia de los zares especialmente de Alejandra fue creciendo a lo largo del tiempo. El “padre Grigori” era consultado ante cualquier decisión que tuvieran que tomar, fuera política o doméstica. Si Nicolás no estaba de acuerdo, Alix se encargaría de convencerlo. En una carta enviada a su esposo, Alejandra le recomendaba que se peinara con un pequeño peine que había usado Raspútin antes de tomar una "resolución difícil".

Grigori Rasputin con la zarina Alejandra y los hijos del zar
Grigori Rasputin con la zarina
Alejandra y los hijos del zar
foto restaurada

La opinión pública estaba horrorizada de esta relación, por lo cual los encuentros con la familia imperial se organizaban en secreto primero en palacio. Al aparecer rumores de que Raspútin había violado a una de las niñeras de los grandes duques se efectuaban en la cercana casa de Ana Vyrubova, quien actuaba como una especie de celestina. La vida paralela de alcohol y sexo con señoras de la alta sociedad y prostitutas que llevaba Raspútin -según los rumores- horrorizaba a Rusia y al mundo. Alardeaba del poder que tenía sobre "la madrecita y el padrecito" (término de los campesinos para denominar a los zares) en público, muchas veces borracho perdido. Los informes que le presentaba la policía a Nicolás eran descartados. En un momento se filtraron cartas de la zarina a Raspútin en las que se expresaba en una forma ambivalente de la relación que los unía. Evidentemente escritas en un estado de éxtasis místico por Alejandra. Fue un regalo del cielo para sus detractores ya sea de derecha como de izquierda, que tergiversaron todo para su conveniencia. Cambiaron lo metafórico de las palabras usadas en las cartas. El escándalo fue gigantesco: ¡la zarina tenía relaciones sexuales con el monje loco! Hecho no más alejado de la realidad ya que los zares formaban una pareja monógama en la que estaban uno más enamorado que el otro. Hasta compartían una cama matrimonial cuan familia burguesa. Fue el único momento que el zar tomó la decisión correcta de ordenar al santón que abandonara San Petersburgo. ¡El descontento del pueblo desde hacía varios años estaba golpeando las puertas de sus palacios y no podían verlo! Según se cuenta en una oportunidad, Nicolás le preguntó a un ministro: "¿es que durante más de veinte años he tomado el camino equivocado?” … “¡Sí, Majestad … lo hizo!”. Para Alix este escándalo era sólo un nuevo ataque de los enemigos de la monarquía en general y de Raspútin en particular. Continuó como si nada.

Al tiempo el “padre Grigori” regresó a San Petersburgo sacudido por el descontento y el odio. Cuando el zar marchó a comandar sus ejércitos durante la guerra contra Alemania, dejó en el poder a su esposa "la traidora alemana" en fase maníaca aconsejada permanentemente por el “padre Grigori” que proclamaba a los cuatro vientos que Rusia no debía continuar en la contienda contra Austria-Hungría y Alemania (Primera Guerra mundial). El estado de excitación permanente de Alejandra contrastaba cada vez más con la creciente apatía del zar. Los ministros eran nombrados y destituidos sin cesar. Las derrotas en el campo de batalla, la hambruna, las huelgas y el caos se multiplicaban. Los caballos de la revolución estaban totalmente desbocados. Nadie podría detenerlos. El asesinato del monje loco no remediaría nada porque como dice el dicho popular "no es culpa del marrano sino de quien le da de comer".

El 15 de marzo de 1917, el zar Nicolás II firmó el acta de abdicación. El imperio de los zares había caído de rodillas luego de trescientos años para nunca volverse a ponerse de pie. Poco tiempo después, ellos también serían violentamente ejecutados...

"¿Cómo puede hacerse una revolución sin pelotones de fusilamiento? Vladimir Lenin


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