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Francesco Bartolomeo Rastrelli

Francesco Bartolomeo Rastrelli, su padre, su competidor el francés Le Blond, el fantasma y el mundo encantado de los zares rusos.

Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco otro criterio.
Anton Chejov

Uno de los principales -entre otros alquimistas- responsables de crear el elixir mágico que hace que nos enamoremos perdidamente y para siempre de la ciudad de San Petersburgo, tan solo con beber una gota, fue un arquitecto suizo-italiano llamado Domenico Trezzini. Pero existieron dos nigromantes más, dos personas apellidadas Rastrelli, que tuvieron un enorme brillo propio en la historia del arte y de la arquitectura rusa.

El zar Pedro el Grande fue el gran maestro de la orden de los hechiceros. Carlo Bartolomeo Rastrelli fue un arquitecto y escultor florentino de origen noble que comenzó a trabajar en París a fines del siglo XVII. Al no tener el éxito que esperaba, en 1716 acepta junto con otros arquitectos, artesanos y pintores el ofrecimiento del zar Pedro el Grande para trabajar en Rusia en la construcción de su nueva capital a orillas del río Neva. Su contrato inicial fue de tres años, pero al final continuó viviendo y trabajando en Rusia hasta el día de su muerte, acaecida en 1744. Su aporte a la creación de la bella Venecia del Norte. comprende desde edificios, jardines y fuentes. Las estatuas y bajorrelieves de la gran cascada en el Peterhof forman también parte de la lista.

Francesco Bartolomeo Rastrelli

Las capacidades de Rastrelli padre eran muy amplias realizó también trabajos como orfebre. Con la llegada del francés Jean Baptiste Le Blond -quien recibe el título de Arquitecto mayor y un sueldo de 5000 rublos anuales de manos de un impresionado zar- se ve relegado a un segundo plano por lo cual deja a un lado la arquitectura concentrándose en la escultura. Aparentemente Pedro se enamoró del diseño de Le Blond de la cascada de San Cloud en las afueras de París, creada por dicho arquitecto para los jardines de una de las residencias de la familia real. Al igual que Rastrelli padre, el arquitecto francés participó -aparte de la construcción de los jardines del Peterhof- en la diagramación de la isla Vasilievski entre otros encargos del zar. Le Blond tuvo poco tiempo para disfrutar de sus logros ya que contando con 40 años muere, tres años después de su llegada a Rusia. Lo que acabó con su vida en 1719 fue contagiarse de viruela, una enfermedad mortal que lamentablemente era bastante común en la época. Décadas después, Catalina la Grande introduciría la inmunización descubierta por el controvertido médico inglés Edward Jenner en Rusia. Ya había probado que era inocua usando como conejillo de indias a su hijo Pablo el zarevich y a ella misma antes de dar la orden de inocular a la población.

Carlo Rastrelli sobrevivió a Le Blond décadas y es el autor de varias estatuas del zar Pedro, pero una de las más curiosas es una figura articulada de tamaño natural que realizó en cera con un esqueleto de madera a pedido de su viuda la zarina Catalina I. Su creación se hizo a partir de una máscara mortuoria y de los moldes de manos y pies que obtuvo del cuerpo del recién fallecido zar. Esta vívida estatua de 2,04 metros (la altura real del zar) viste como un dandy de su siglo, está sentado en un trono mirando fijamente con sus ojos saltones y fijos de muñeca, perdidos en un rostro entre azorado y perplejo al espectador. Digamos que observarlo no es para gente muy impresionable. Parece que en cualquier momento va a incorporarse y hacer algún requerimiento. La verdad es que Catalina debe haber tenido un costado un poco macabro para hacerle ese encargo al pobre de Rastrelli. Bueno, supongo que al trabajar para los zares uno se acostumbra en algún momento a sus extravagancias, aunque la astuta Catalina haya pasado gran parte de su vida siendo iletrada y más pobre que ratón de iglesia. ¡La soberana tenía sus excentricidades! Las máscaras mortuorias eran una costumbre común en las altas esferas desde la antigüedad ¿pero una estatua de cera tamaño natural? Esto es bastante anterior a la moda de Madame Tussaud. Actualmente, esta rareza se exhibe en la parte del museo del Hermitage llamado El Palacio de Invierno de Pedro I. Según dicen los guardias, el zar suele salir a pasear cuando el museo está cerrado. Bastón en mano camina por las salas y los pasillos del palacio saludando vigorosamente a quien tenga el infortunio de toparse con él. No se sabe si es para hacer ejercicio o tratando de encontrar compañía para pasar menos aburrido las horas muertas de la noche. Son varios los fantasmas que los petersburgueses le atribuyen al Hermitage. Es bien sabido que Pedro no podía estarse quieto, era lo que se llama ahora un workaholic, un gran amante de las juergas y de beber como una esponja. Quizás también de paso -como quien estira las piernas para aprovechar el tiempo- buscar su famosa copa del águila. Seguro que para el zar sería muy bueno poder refrescar la garganta con un poco de licor, seca por el polvo de los siglos transcurridos.

Francesco Bartolomeo Rastrelli

Cuando Carlo Rastrelli se mudó a Rusia llevó consigo a su esposa y su hijo Francesco nacido en el año 1700 en París. Era muy joven cuando llegó a la exótica Rusia: tenía 16 años. Aprendió el oficio con su padre y luego estudió alrededor de cinco años en Europa. Vio pasar a varios zares producto de la tumultuosa historia de los Romanov hasta la llegada de su musa inspiradora la llamada "Venus rusa": la hermosa zarina Isabel Petrovna (hija de Pedro el Grande). De su mano construyó los mayores y más bellos exponentes del barroco ruso. Tuvo una prolífica vida llena de bellos edificios en azul, blanco y oro diseñados por él. Como si los hubiera creado para un país de cuentos poblados por hadas, princesas y príncipes encantadores. Destacan: el Palacio de Catalina y otras construcciones del complejo, el Palacio de Invierno (edificio principal del Complejo museístico de Hermitage), el monasterio Smolny (“de alquitrán” en ruso) con la famosa catedral del mismo nombre, el Palacio Grande en Peterhof y el Palacio Stroganov entre otros.

Cuando Catalina es coronada zarina, el gusto cambia: del jubiloso y recargado barroco a las plácidas y simples líneas del neoclasismo. Su momento de gloria había pasado. Corría el año 1762, viejo y cansado decide retirarse para vivir a Curlandia (actualmente parte de Letonia) donde también había trabajado en varios proyectos (Palacio de Birón en Rúndala). Сuando pensaba que todos se habían olvidado de él y de su increíble talento, Catalina la Grande lo nombra miembro honorario de la Academia Imperial de las Artes.

Murió poco tiempo después en San Petersburgo en 1769. Supongo que satisfecho sabiendo que su legado nunca sería olvidado. Al igual que su padre, se desconoce dónde está su sepultura, perdidas en los terribles avatares del país que se convirtió en su segunda patria.

En veinte años los que ahora son niños leerán mis escritos y esa lectura les hará reír, llorar y amar la vida, dedicaré todo mi tiempo y todo mi esfuerzo a esa tarea...
León Tolstoi

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