La familia Sheremetev
Rusia. Historias de amor.
Ópera “La Traviata” a la rusa.
La familia de los condes Sheremetev, formaba parte de lo más selecto de la aristocracia rusa. Fueron muy cercanos a los zares a lo largo de varias generaciones. Su fortuna era inmensa, contaban con un latifundio de 800.000 hectáreas y 200.000 siervos. Esta fortuna se mantenía intacta, ya que - a diferencia de otros aristócratas- practicaban el mayorazgo (por el cual solo heredaba el hijo mayor como en Inglaterra).
Amantes de la música y la belleza, fueron grandes mecenas. De entre los siervos de su propiedad, escogían a los que poseían cualquier talento especial y los educaban para que alcanzaran su máximo potencial. Sus magníficas residencias (las fincas en Kuskovo y Ostafevo en Moscú, tal como el famoso Palacio de Fuentes en San Petersburgo que se puede visitar hoy en día) dan testimonio de ello, así como también su "teatro de siervos". Cuan señores de la Edad Media tenían sus actores, músicos, bailarines y cantantes. Estas personas tenían un mejor trato que los siervos comunes y algunos recibían un pago mensual. En Rusia, se esperaba que un noble llegara a cualquier extravagancia o derroche para hacer alarde de su posición y dinero, cuan sultán de Las mil y una noches.
Una de las cantantes siervas llamada Praskovia Zhemchugova (su apellido podríamos traducirlo como “de las perlas”), dueña de una voz y una educación exquisita como una “geisha” rusa, dejó prendado al conde Nicolai Sheremetev 20 años mayor que ella. Hombre culto de visión europea pero que desgraciadamente no era precisamente un adonis. En 1801 se casaron en secreto, pero al hacerse conocida la noticia, sus iguales repudiaron al conde y a su flamante esposa aislándolos totalmente. Para los demás siervos Praskovia era una arribista. Ni hablar del resto de la parentela Sheremetev que no heredarían nada si este matrimonio tenía descendencia. Una cosa era tener por amante a una sierva -por más hermosa y talentosa que fuera- pero otra cosa era casarse con ella.
Praskovia padecía de tuberculosis desde hacía tiempo y su embarazo empeoró su situación muriendo los pocos días del nacimiento de su único hijo Dmitri en 1803. Praskovia fue enterrada en el Monasterio de Alejandro Nevsky en el mausoleo familiar. El conde escribió una misiva al entonces emperador Alejandro I (nieto mayor de Catalina la Grande) para que nombrara heredero a su hijo, falsificando unos papeles que certificaban que Praskovia pertenecía a la baja nobleza de origen polaco. Lo cual fue aceptado por el zar, convirtiendo a Dmitri en el único heredero de una incalculable fortuna.
Nicolai Sheremetev nunca se repuso de su pérdida, se dedicó a hacer obras de caridad muriendo pocos años después. Sus descendientes continuaron con la tradición familiar. Su nieto Alejandro -una especie de empresario teatral- logró emigrar después de la revolución, muriendo en la más absoluta pobreza en París en la década de los ‘20.
"Bajo esta tapa de mármol insensible se esconden los preciosos restos de una esposa y madre. Su alma fue un templo de virtud en el cual la paz, piedad y fe residen. Donde el amor puro y la amistad moran. ¿Qué será de su miserable esposo destinado a vivir el resto de sus días sin su amiga?" - dice la lápida de Praskovia Sheremeteva en el Monasterio de San Alejandro Nevsky en San Petersburgo.
