Princesa Tarakanova
Los Romanov - Secretos de la dinastía
La impostora hija de la emperatriz Isabel – princesa Tarakánova

Princesa Tarakanova
Años después de la coronación de Catalina II la Grande, apareció en Europa una mujer que decía ser la hija de la Zarina Isabel y de su amante y probable marido Alexei Razumosvki. Se hacía llamar princesa Isabel de Vladimir. Una especie de Anna Anderson (supuesta gran duquesa Anastasia Romanova) del siglo XVIII. Según las descripciones de la época, era una mujer cautivadora y hermosa cuyo origen nunca pudo dilucidarse. Viajaba constantemente de país en país, buscando adeptos y fondos para derrocar a Catalina. ¿Era una desquiciada? ¿Una embaucadora que no midió las consecuencias de sus actos?
La zarina que se sentía incómoda por el origen espurio de su poder, comenzó a preocuparse de que sus enemigos tomaran a esta advenediza como bandera política. Especialmente sus oponentes polacos ya que mediante intrigas y sobornos había colocado a su ex amante Stanislaw Poniatovsky (la escritora mejicana Elena Poniatovska es su descendiente) en el trono. En 1773 Catalina II le encargó al conde Alexei Orlov, la tarea de traer a Rusia desde Livorno (Italia) a la supuesta heredera. Aquí comienzan los caminos divergentes en esta historia. Para algunos fue seducida por el apuesto Orlov (por cierto, era hermano del amante de Catalina II); para otros -con promesas de ayudarla en su cometido- la convenció de viajar a Rusia. Según esta fuente, al abordar el barco que la llevaría a su destino fue recibida con falsos vitores "¡viva la zarina Isabel Alexeievna!". Pasó el resto de sus días en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, en un mísero calabozo padeciendo frío y rodeada de alimañas. Aparentemente murió de tisis sin renegar nunca de su supuesto regio origen. Existen dos versiones más de su final: una de ellas que murió ahogada tras una inundación histórica provocada por el Neva, versión inmortalizada por el pintor Konstantin Flavitsky (pintura de estilo romántico que puede verse en la galería Tretiakov en Moscú). La otra versión es que murió en un convento años después. Lo único que sabemos con certeza es que pasó al imaginario popular como la princesa Tarakánova: "la princesa de las cucarachas", la cual murió ahogada en una mazmorra por haberse atrevido a desafiar el poderío de Catalina II la Grande...