Tienda Eliseev en la avenida Nevskiy en San Petersburgo
Familia Eliseev - forjadores de un imperio. Pensamientos en la cafetería de la famosa tienda Eliseev en la avenida Nevskiy en San Petersburgo
Por Patricia Campos, médica, viajera y columnista - especialmente para la web tour-sanpetersburgo.com
La avenida Nevsky en San Petersburgo es una de las arterias mas importantes y con mas historia. Vale la pena dedicar un tiempo a recorrer parte de ella a pie para poder disfrutar mejor de sus edificios, palacios y puentes. Desde ellos se pueden contemplar los rios Moika y Fontanka y el canal Griboedov (antes llamado canal de Ekaterina) que se comunican con el río Nevá, surcados permanentemente en primavera y verano por pequeños botes con turistas. Además se puede observar el trajín diario de los petersburgueses ya que es un sitio muy concurrido y alegre a todas horas.
Nuestra recomendación es hacer una pausa para recobrar fuerzas tomando un café con alguna delicatessen en la famosa tienda de los hermanos Eliseev un lugar increible el cual parece detenido en el tiempo desde que fue inaugurado a principios del siglo xx en paralelamente en las dos capitals - San Petersburgo y Moscú. Para nosotros fue un momento mágico, nos sentimos transportados al San Petersburgo imperial por unos instantes.
La historia de la familia Eliseev da comienzo con un hombre llamado Piotr Eliseev que fue siervo del conde Sheremetev y que trabajaba en uno de sus palacios como jardinero. Según se cuenta en la Navidad del 1810 lo sorprendió ofreciendole un plato con fresas frescas que había cultivado en pleno invierno ruso. Con este gesto ganó su libertad y con los cien rublos de premio (la suma considerable para aquella epoca porque comprarse una vaca costaba 5 rublos) que recibió, pudo comenzar un negocio de venta callejera de frutas. En los años posteriores fue abriendo pequeños negocios de venta de comestibles en diferentes sectores de San Petersburgo. Sus descendientes hicieron crecer el negocio familiar hasta convertirlo en un imperio gastronómico. Quizás el miembro mas prominente fue Grigori Eliseev nacido en 1864, quien gracias a una esmerada educación, inteligencia y- por que no- astucia, logró transformar la firma Hnos Eliseev en un emperio multimillonario cuyas influencias se extendían hasta Europa. A principios del siglo XX se establecieron tiendas exclusivas primero en Moscú y luego en 1903 en San Petersburgo. Edificios de exquisita arquitectura en los cuales se vendían delicatessen y ultramarinos. Muy pronto se transformó en la favorita de las clases altas quienes acudían a comprar frutos exóticos, vinos procedentes de Italia, Francia y España, quesos y otras muchas maravillas especialmente para un país con un clima tan riguroso como el ruso. Las mercancías estaban ordenadas en los escaparates y estantes como si fueran obras de arte. El personal escogido con mucho cuidado trataba de satisfacer hasta el mínimo capricho de los clientes, algunos hasta hablaban otros idiomas.
En San Petersburgo se encuentra quizás el edificio más hermoso de ellos construido en estilo modernista y con una ubicación inmejorable. Situado en la arteria principal de la ciudad, la bellisima Avda Nevsky, muy cerca del Hermitage, del Palacio Youssupov y otras residencias de invierno de los Romanov y el resto de la nobleza. En 1874 los almacenes Eliseev se convirtieron en proveedores de la casa imperial por lo cual adquirieron el derecho a usar el emblema del aguila bicefalo en la envoltura de todos sus productos. Desgraciadamente la vida personal de Grigori Eliseev no corrió en forma paralela a sus logros como empresario sino que tomó un giro brusco al enamorarse de la esposa de otro comerciante ya siendo bastante mayor. Esta relación se transformó en tragedia cuando su esposa se suicidó al no poder enfrentar el abandono. Sus hijos y nietos lo repudiaron. Rodeado de un escandalo enorme emigró a Francia con su nueva esposa donde residió hasta su muerte. En cuanto a los almacenes, tras la llegada al poder del gobierno comunista fueron nacionalizados, pero continuaron funcionando ya con otra clientela allegada al "Politburó" (altos funcionarios del partido Comunista). Actualmente, luego de su restauración, continua funcionando como antaño para maravilla de quien tenga la fortuna de poder visitarlo ya sea para tomar un café con alguna exquisitez o bien solo paseando para disfrutar de la vista y del ambiente. Cuando se abre la puerta y se traspasa el umbral una mezcla de aromas nos invaden a chocolate, café, vainilla. Se escucha el sonido de un piano de fondo, el ajetreo de los mozos y las voces sordas de los clientes. Es imposible no sentirse transportados a otra época en la cual un zar gobernaba Rusia.
